Afirmar que la superioridad
alemana estaba siete goles arriba de Brasil resulta oportunista. Y es mucho más
difícil el análisis si es que el ganador hizo 4 goles en 6 minutos en una
semifinal de mundial que definió el carácter de las acciones para siempre. El
pase de los germanos a la final ha consolidado al fútbol como el rey de los
deportes y la más inesperada de las pasiones.
Nuevamente Alemania dio el
primer golpe en un partido a través de la pelota detenida. Es la forma con la
que también abrieron la cuenta contra otros rivales importantes como Portugal y
Francia. Brasil lo tomó calmado, tal vez porque ya sabía lo que era remontar en
el mundial como le pasó con Croacia en la primera fecha. En realidad el 1-0 que
anotó Klose parecía remontable porque hasta los 10' las acciones eran equilibradas,
incluso, el 'Scratch' había insinuado mejor.
Pero Alemania demostró ser
un equipo de áreas. En la propia, Neuer y Boateng se batieron con seriedad y en
campo ajeno los 5 hombres de ataque que propuso Low fueron superiores en oficio
y jerarquía: Schweinsteiger, Kroos, Özil, Müller y Klose.
Del minuto 23 al 29 todo es
inexplicable porque se confundieron la fortaleza alemana con la inoperancia de
Brasil; la categoría de los jugadores europeos contra el escaso temple de los
auriverdes para identificar el momento y frenar los avances de los tanques de
Low.
Alemania tuvo el cuajo de
ganarlo a la sudamericana, nunca con la fuerza de por medio y en muchos casos
con la sutileza como bandera. Fallas infantiles de los locales en entrega en
salida; toques y paredes germanas dentro del área acabaron en las redes de
Julio César; Klose (23'), Kroos (24', 25'), Khedira (29').
Llegado al minuto 30', el
'Scratch' estaba en el suelo y sin posibilidad de recuperarse ante el tsunami.
El terremoto grado 10 había sido devastador y desencadenado gritos lastimeros
en la tribuna del 'Mineirao'. ¿Qué más podía suceder en un partido resuelto
antes de la media hora?
Todo ocurrió tan rápido que
ni las webs en el mundo se dieron abasto para procesar las informaciones,
fotografías y videos que iban llegando a las redacciones con semejante
vorágine. Cuando los muertos brasileños levantaron la cabeza, los tanques de
Alemania seguían en guardia. Nunca se alocaron con el aplastante momento y ese
síntoma de respeto fue su principal virtud para alcanzar más tarde el
sorprendente resultado histórico que los lleva a la final del mundial.
Si aquellos 6 minutos
malditos no hubieran sido tan letales, también era poco probable que Brasil
hiciera daño a los germanos sin Neymar. Si Alemania propuso a 5 hombres de
ataque fue principalmente porque el crack caído ante Colombia no estaría en la
cancha. La disposición fue diferente para esta semifinal porque la máxima
preocupación no estaba en la cancha.
Oscar, Bernard, Hulk y Fred
no eran juntos ni la mitad de lo que Neymar pintaba. Pero más allá de la
pobreza de los jugadores y de la tragedia de Neymar, Luiz Felipe Scolari asume
hoy la responsabilidad porque él hizo la línea de la selección brasileña: rodeó
de obreros a Neymar y al faltar el componente principal, provocó el apagón.
Jornadas como las de hoy sin
irrepetibles. Alemania está en la cumbre y se erige como el máximo favorito
para ser campeón del mundo ante quien se le ponga al frente. Por talento y
mentalidad. Si manejan la final como en los minutos posteriores al 30' (cuando
ya estaban 5-0), definitivamente están un paso adelante. Por ello Andre
Schurrle lo remató a los 69' y 79', mientras que a los 90' Oscar descontó. Para
qué.
Alemania tiene el legítimo
derecho a verse en el espejo e ir probándose una medalla. A menos que Dios diga
otra cosa.
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